La paradoja del aumento en los precios del cacao

La paradoja del aumento en los precios del cacao

¿Qué podemos hacer para que el aumento en el precio del cacao beneficie a los productores y a sus organizaciones?

El mercado del cacao está cambiando…

Después de años de bajos precios en el mercado internacional, los precios del cacao subieron un 136% entre julio de 2022 y febrero de 2024, alcanzando sus niveles más altos de las últimas décadas. Este aumento se debe a una combinación de disrupciones en su cadena de suministro: principalmente a la reducción productiva por las condiciones climáticas adversas, pero también se debe a un aumento en la demanda global del cacao.

Costa de Marfil y Ghana, los dos países en donde se concentra aproximadamente el 70% de la producción mundial de cacao, han sido severamente afectados por eventos climáticos extremos que alteran los patrones de lluvia/sequía y reducen los rendimientos de las plantaciones. Además, como consecuencia del cambio climático también se han propagado plagas y enfermedades en los árboles de cacao, entre ellas, el virus de hinchazón del cacao (CSSD – Cacao Swollen Shoot Disease) que ha afectado gravemente a las familias productoras en Costa de Marfil o la Enfermedad de la Vaina Negra (Black Pod Disease).

Otro factor que ha reducido la oferta de cacao es que muchas familias productoras han abandonado esta actividad debido al incremento de los costos de producción. Es decir, ya no les resulta viable continuar cultivando cacao por lo costoso de llevar a cabo sus ciclos de producción y cosecha. Es por esto que Bart Van Besien, asesor de políticas en Oxfam Bélgica, considera que el estallido reciente en los precios del cacao expone las profundas contradicciones en la cadena de valor. La escasez de cacao y el aumento en los precios pudieron haberse evitado si la mayoría de los productores hubieran recibido precios justos, ya que habrían podido seguir con su actividad o invertir en mejorar sus parcelas, haciéndolas más resilientes ante el cambio climático y las plagas. Además, puntualiza que, “resulta hipócrita que los gigantes del chocolate paguen precios altos ahora que el mercado lo exige, pero se han opuesto cada vez que los productores de cacao lo demandan.”

Sin embargo, ahora que los precios del cacao finalmente han aumentado, la mayoría de los productores –y sus organizaciones–, quienes se encuentran al inicio de la cadena productiva y son los responsables de que el chocolate llegue a nuestras mesas, no están experimentando una mejora proporcional en sus ingresos. ¿Por qué ocurre esto

Desafíos estructurales que limitan las ganancias de los productores

En Costa de Marfil y Ghana, la comercialización del cacao se gestiona por Comités Estatales de Producto, sistemas gubernamentales centralizados que establecen precios mínimos garantizados para los productores. Estos comités pagan por adelantado a los agricultores por sus cosechas, financiando estos pagos mediante la venta anticipada del cacao a compradores internacionales, incluso antes del inicio de la cosecha. Este modelo genera un desfase entre el precio acordado en los contratos iniciales y los precios del mercado al momento de la entrega, lo que ha resultado en ganancias menores para los productores cuando los precios internacionales aumentan.

Aunque la política de compras centralizadas y precios mínimos ha sido el resultado de una lucha constante para que estos países productores capturen algo del valor de la millonaria industria mundial del chocolate y busca generar mejores ingresos para los productores, actualmente limita su capacidad para aprovechar los aumentos en los precios internacionales. Ante esta situación, los productores de estos países africanos no sólo no se benefician del alza, sino que con los precios preestablecidos tienen que enfrentarse a los retos que en un inicio causaron el alza en el precio, como la reducción de sus rendimientos por las afectaciones climáticas y la incidencia de plagas, así como los incrementos en los costos de producción.

Dentro de las organizaciones SPP de Costa de Marfil –el principal país productor– reportan que son múltiples los factores que actualmente les impiden beneficiarse del aumento en los precios, identificando como principal problema la rigidez del esquema de compras y ventas anticipadas gestionado por el gobierno marfileño, pero también expresan preocupación por el exceso de lluvias y el daño que esto le ha hecho a las cosechas en términos de propagación de la enfermedad de la vaina negra.

En América Latina, por un lado, observamos que las organizaciones que forman parte de la familia SPP están recibiendo mayores precios por la venta del cacao orgánico y de alta calidad, ya que los compradores SPP y los compradores nacionales han hecho un ajuste a los precios pactados por el incremento del precio de mercado. No obstante, se están enfrentando al grave problema de la competencia del intermediarismo en el mercado local, así como a los daños generados por el cambio climático.

Los compradores de cacao no certificado, que normalmente adquieren el producto a precios bajos, ahora en tiempos de escasez lo compran a precios elevados, respaldados por el flujo constante de capitales transnacionales. Esto reduce el volumen de acopio que las cooperativas podrían alcanzar, limitando sus ingresos en las épocas que deberían ser de bonanza. Es decir, en épocas de precios altos en el mercado, los intermediarios buscan, de manera agresiva, obtener el producto directamente de los productores, a espaldas de las cooperativas. Este fenómeno debilita a las cooperativas, lo cual es catastrófico para los momentos en que vuelve a bajar el precio y los compradores se retiran de la compra directa al productor.

Si bien el aumento del precio sustentable mínimo es muy positivo, es importante tener en cuenta que las organizaciones de pequeños productores y sus compradores aliados compiten en condiciones desiguales con los grandes comerciantes, intermediarios, acaparadores y distribuidores quienes se benefician de los cambios constantes en los precios internacionales: las grandes empresas e intermediarios tienen la capacidad financiera para realizar “compras agresivas” a nivel del campo para sustraer café de las organizaciones cuando la demanda es alta.

Las cooperativas ecuatorianas, además de tener que lidiar con la competencia de los intermediarios locales, también están siendo afectadas por el cambio climático, ya que han visto lluvias como nunca antes. Aunque el trabajo de las organizaciones les ha permitido ser resilientes ante plagas y enfermedades, en el último ciclo productivo las lluvias generaron inundaciones que han puesto en riesgo las plantaciones de cacao y han retrasado la temporalidad de la cosecha haciendo que la capacidad de acopio se vea drásticamente reducida.

Sumado a las condiciones desfavorables ya descritas, un problema particular que declaran las organizaciones de pequeños productores certificadas en ambas regiones es la falta de clientes comprometidos con la compra de cacao orgánico bajo condiciones realmente justas. Este es un punto crítico, debido a que las certificaciones son costosas para las organizaciones, no sólo en términos del costo del servicio de certificación, sino también en términos de la cantidad de recursos humanos y materiales que se deben invertir para mantener los sistemas de control interno.

Las nuevas regulaciones europeas orgánicas y anti deforestación se han vuelto más estrictas con los productores con respecto a la comprobación del cumplimiento de las reglas contra la deforestación – a pesar de tratarse de prácticas que llevan años cumpliendo por la tradición de sus formas productivas. La única forma de que estos productores sigan practicando una agricultura orgánica y libre de deforestación es que los mercados para estos productos crezcan y que los productores reciban precios adecuados.

El rol de las organizaciones de pequeños productores SPP

Dentro de la red de organizaciones de pequeños productores de SPP Global, hay 30 organizaciones dedicadas a la producción de cacao, que promueven prácticas sostenibles y orgánicas, además de luchar por construir y mantener canales de comercialización alternativos que les permitan obtener precios justos e ingresos dignos para sus socios. Estas organizaciones de cacao están distribuidas en 11 países, 8 de ellos en América Latina: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Haití, Nicaragua y Perú; y 3 en África: Costa de Marfil, Madagascar y Togo.

Los pequeños productores de forma individual se enfrentan a retos que van más allá de la fluctuación de los precios internacionales. Se encuentran en desventaja frente a grandes productores, intermediarios y fabricantes de chocolate que capturan la mayor parte del valor añadido en la cadena. En cambio, los pequeños productores asociados en organizaciones y cooperativas han logrado crear nichos de mercado específicos a través de la comercialización de cacao orgánico y bajo condiciones de comercio justo, lo que permite que los beneficios de la industria lleguen a los productores y a sus comunidades. Las organizaciones también inciden positivamente en la calidad de las variedades de cacao, lo que hace a sus cultivos más resistentes frente a las plagas y enfermedades y fomentan estilos de producción sostenibles.

Por estas razones es fundamental que las organizaciones no sean amenazadas por los intermediarios –que sólo buscan a los productores en tiempos de escasez– y que sus oportunidades de mercado sigan creciendo.

¿Qué necesita cambiar?

Invertir y apoyar la producción agroecológica y garantizar mercados justos de manera constante nos conviene a todos, ya que así se lograría estabilizar la productividad y evitar fluctuaciones drásticas en los precios. Cuando todos los actores en la cadena de valor del cacao se comprometen con precios justos y sostenibles a largo plazo se promueve la resiliencia tanto ecológica como económica. Esto no solo previene el alza temporal de los precios, sino que también evita que, en tiempos de mayor oferta, los precios caigan a niveles insostenibles que comprometen el bienestar de los productores y la sostenibilidad ambiental de las regiones productoras.

Las organizaciones de pequeños productores apoyan distintas propuestas que les permitirían mejorar su situación, priorizando su protección frente a la volatilidad, pero también su prosperidad económica en momentos de precios altos:

En África Occidental, es necesario evaluar y reformar los esquemas gubernamentales de protección y pago adelantado gestionados por los Consejos y Comités nacionales, integrando mecanismos que ajusten los pagos a los productores cuando los precios globales del cacao superan los umbrales establecidos. Esto garantizaría que las y los pequeños productores reciban una mayor proporción de las ganancias durante las alzas, convirtiendo esos periodos en verdaderos tiempos de bonanza para sus familias. De esta forma, pueden invertir en sus parcelas, tener mejores rendimientos y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas locales.

También se necesita de empresas compradoras de cacao realmente comprometidas, que reconozcan el valor de la producción orgánica, agroecológica realizada por familias campesinas en el seno de organizaciones democráticas. Esto les permite a las organizaciones mantener sus programas de adaptación al cambio climático y sostenibilidad, lo que no sólo garantiza mejores ingresos en el corto plazo, sino sostenibilidad en el largo plazo. En palabras de un representante de productores: “Sigan apoyando a los pequeños productores y a sus organizaciones, estamos haciendo las cosas bien, por el bienestar de la naturaleza, cuidando el medio ambiente y cuidando a las familias de los productores. Nuestros clientes SPP siempre han estado ahí en las buenas y en las malas y esperamos que nos sigan apoyando y que nos comprendan.”

Finalmente, es fundamental que los consumidores finales escojan de forma consciente el cacao, los chocolates u otros productos derivados del cacao que consumen y que prioricen marcas que cuenten con certificaciones como el sello SPP que es una garantía de comercio justo, orgánico y que, además, pone al frente a las familias campesinas, productoras de los alimentos e ingredientes que enriquecen nuestras vidas.

* Agradecemos los testimonios de Michael Niamien de CAMAYE y de Marc Tanouh de SCEB en Costa de Marfil, de Carol Yadira Cruz de CACAONICA, en Nicaragua y de Javier Valencia de UOPROCAE en Ecuador.