Los especiales marañones de El Salvador
Por Happy Family BIOcycling | 18 de mayo 2021
Era un día demasiado caluroso y sobre el asfalto se evaporaba el calor proveniente de la costa pacífica de El Salvador. El anhelo de nuestra primera visita a APRAINORES, Asociación de Productores Agroindustriales Orgánicos de El Salvador, nos motivaba a seguir pedaleando con mayor entusiasmo para conocer de cerca la producción de anacardo, conocida regionalmente como la nuez de marañón.
En sus instalaciones nos recibió muy amablemente Alexander Flores, Gerente de APRAINORES quien nos contó brevemente la historia y características de la organización nacida en 2002 y hoy en día cuenta con alrededor de 80 socios. La mayoría de los miembros viven alrededor de las orillas del río Lempa y la Isla de Montecristo, una reserva natural y desembocadura protegida donde se encuentran asentadas más de 20 familias dedicadas a la pesca y la agricultura como medio de subsistencia y para quienes su principal fuente de ingresos son los anacardos.
El Bajo Lempa es un área muy árida con escasas oportunidades de empleo y donde la actividad principal es el monocultivo de caña de azúcar. La asociación juega un papel fundamental que repercute económica, ambiental y socialmente en las familias de productores; les ayuda a generar ingresos bajo condiciones laborales dignas. Al paso de los años APRAINORES ha diversificado sus ingresos implementando un laboratorio para el secado de frutos tropicales, como banano y mango, para su venta en el mercado local.
Estuvimos en las huertas de la nuez de marañón donde nos explicaron que en realidad es un ‘falso fruto’ con una gran cantidad de agua en su interior y cuya semilla cuelga en su extremo inferior la cual contiene muchos nutrientes; es rica en antioxidantes y ayuda al buen funcionamiento de articulaciones y del sistema cardiovascular.
En el transcurso de los días, tuvimos la oportunidad de conocer todas las fases por las que pasa la nuez de marañón; una vez que el fruto haya caído del árbol, los productores retiran manualmente las semillas, las secan bajo el sol y posteriormente pasan a un proceso de transformación donde suavizan la cáscara, después se deja enfriar y sucesivamente un grupo personas se encarga de una de las fases más delicadas del proceso: abrir la nuez y sacar el anacardo de la cáscara. Algo que como consumidores no sabíamos, es que su cáscara contiene cardanol, un compuesto químico utilizado en la producción de pinturas y últimamente también en la producción de plástico.
El daño que el cardanol puede hacer a la piel de los trabajadores es gravísimo. Un dato que nos alarmó fue enterarnos que, en países como India o Vietnam, donde existe una mayor producción de este fruto, los trabajadores perciben salarios tan bajos que no pueden permitirse comprar guantes para proteger sus manos. Laboran sin ninguna protección para así conservar su fuente de trabajo. Como consumidores debemos tomar consciencia y no apoyar esas prácticas. Es sumamente importante que, al momento de adquirir un producto, revisemos que tengan el sello SPP, pues esta certificación garantiza además de un precio justo a los productores, condiciones laborales realmente dignas y productos sanos a los consumidores.
Como todos los productos que cuentan con certificación SPP, los que aquí se elaboran son 100% orgánicos y ecológicos. Las familias de productores pertenecientes a APRAINORES producen de manera natural y a pequeña escala, contribuyendo a la conservación de áreas naturales al ser sumamente respetuosos del medio ambiente.
Cada marañón que consumimos, nos recuerda el arduo trabajo de los pequeños productores, los esfuerzos que realiza SPP, así como la participación de empresas que forman parte de esta gran alianza. Sin duda seguiremos corriendo la voz sobre lo que representa un auténtico comercio justo y les compartiremos otra experiencia visitando las organizaciones de pequeños productores en nuestra pasada gira por América Latina.