SPP denuncia uso Glifosato
Símbolo de Pequeños Productores | 27 enero 2020
A Órganos de Gobierno Locales, Regionales, Nacionales e Organismos Multilaterales
A QUIEN CORRESPONDA
Por medio de la presente hacemos una denuncia de emergencia con respecto a la importación, uso y contaminación del glifosato en la producción de alimentos, por ser una sustancia altamente nociva para salud y el medio ambiente, y por causar la reducción de las posibilidades de comercialización de los pequeños productores, afectando drásticamente nuestros ingresos y sustentabilidad económica.
Símbolo de Pequeños Productores Global (SPP Global) es una red intercontinental de organizaciones de pequeños productores orgánicos que lucha por el reconocimiento de alta calidad de nuestros productos y trabajo en favor de una vida digna y un planeta sano para todos.
En SPP trabajamos en alianza con empresas y consumidores comprometidos en todo el mundo y nos respalda un sistema de certificación independiente. Somos cientos de miles de familias de pequeños productores de 25 países de América Latina, África y Asia, y trabajamos día con día para llevar a la mesa del consumidor un producto saludable, respetando siempre la sustentabilidad y conservación del medio ambiente.
Como pequeños productores, denunciamos los efectos altamente tóxicos del glifosato y nos declaramos categóricamente en contra de la producción, comercialización y aplicación de este insumo químico, presente en miles de pesticidas de uso comercial alrededor del mundo.
Existe un sinfín de estudios y testimonios sobre las deformaciones, cáncer e incluso la muerte que este producto ha causado en humanos y en fauna en diferentes partes del mundo, además de causar la esterilidad prolongada por las áreas naturales afectadas.
En marzo del 2015 la Agencia Internacional para Investigación Sobre el Cáncer (IARC), reclasificó el glifosato y ahora lo incluye dentro de la categoría de agroquímicos “probablemente cancerígenos para humanos” (Kogenivas, 2018).
En zonas de Latinoamérica como Brasil o Argentina se han reportado casos concreto de envenenamiento con glifosato, debido a que este herbicida se rocía con avionetas sobre comunidades agrícolas (CONACYT, 2019).
En diferentes periodos y países, como Colombia, la fumigación aérea del glifosato, hace décadas ha sido, además, parte normalizada de la tecnología oficial del combate y destrucción de la producción de cultivos ilícitos, como la marihuana, la coca y la amapola, afectando grandes áreas geográficas (FAO 2002).
La Organización Mundial de la Salud declara que el glifosato, además de probable cancerígeno, tiene un costo ambiental elevado: daña a la tierra y puede filtrarse hasta aguas subterráneas afectando la calidad del agua potable y la vida acuática (OMS, 2011).
Como resultado de la aplicación del glifosato, las funciones de los insectos adentro de los ecosistemas, como son sus servicios naturales de control de plagas y la polinización, se ven comprometidas seriamente por la eliminación de la necesaria vegetación (Greenpeace, 2011).
El empleo del glifosato incluso ha sido señalado como una de las causas principales de la muerte masiva de las abejas en diferentes regiones de producción, entre otros por un estudio de la Universidad de Texas publicado en la revista científica “Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en 2018.
El glifosato puede encontrarse en aguas superficiales cuando se aplica cerca de sus cursos acuáticos, por efecto de la deriva y escorrentía. Aun cuando las condiciones climáticas y tipo de suelo definen la movilidad del glifosato (Arregui et. al, 2012), es evidente que existe un riesgo real en contaminar las áreas cercanas en las que no se aplica glifosato.
Tan sólo en los EEUU existen decenas de miles de demandas estatales y federales contra la empresa MONSANTO/BAYER por el efecto cancerígeno del producto ROUNDUP, a base de glifosato. Algunos de los juicios respectivos ya fueron resueltos en favor de los demandantes por el sistema judicial estadounidense.
El uso de glifosato daña a no sólo a los agricultores que lo aplican y a los consumidores que se alimentan de esos productos, sino también a aquellos agricultores que se encuentran cercanos a estas parcelas de aplicación.
La contaminación cruzada afecta a los pequeños productores orgánicos en el mundo. Aunque seamos productores orgánicos certificados y respetamos meticulosamente el no aplicar productos nocivos para la salud.
Las contaminaciones cruzadas han generado ya la retención y el rechazo de un número considerable de lotes de productos, como de café orgánico y otros, causando estragos enormes en la economía de los productores. Los controles físicos, es decir, pruebas de laboratorio, con respecto al glifosato en Europa han aumentado en rigidez, por lo cual los pequeños productores se ven directamente afectados, al aumentarse drásticamente los costos de producción y comercialización.
Las organizaciones de pequeños productores certificados orgánicos están haciendo lo posible, mediante sus Sistemas de Control Interno, para excluir la posibilidad de la aplicación de glifosato por cualquiera de sus productores miembros.
Sin embargo, para nuestros productores agrícolas y apícolas es imposible evitar la contaminación cruzada causada por terceros, a través del viento, el polvo, suelos y mantos friáticos.
Notamos que en la mayoría de nuestros zonas de producción del mundo, el glifosato, representado por las diferentes marcas comerciales, está disponible hasta en cualquier tienda, a precios accesibles. Su fácil acceso hace que cualquier acción de combate de su uso, por malas prácticas y por contaminación cruzada sea un riesgo alto.
De esta forma los productores que cuidamos el medio ambiente y la salud humana resultamos ser los más afectados. No sólo corremos el riesgo de rechazo de nuestros productos en el mercado, sino corremos graves riesgos de perder nuestra certificación orgánica, y con ella inversiones enormes en estos métodos de producción.
Por lo anterior, hacemos un llamado enérgico y de emergencia a los gobiernos nacionales e internacionales para, siguiendo el ejemplo de más de 15 países que han prohibido o restringido este herbicida cancerígena (Alemania, Bélgica, México, Países Bajos, Republica Checa, Sri Lanka, entre otros), prohibir en el corto plazo la importación, de la distribución y de la aplicación de glifosato y sus fórmulas comerciales.
Atentamente.
Nelson Camilo Melo Maya
Presidente, SPP Global
Jerónimo Pruijn
Director Ejecutivo, SPP Global