Se disparan los precios del café: ¿Oportunidad o desafío para los pequeños productores en el comercio justo?
Tensiones en el mercado del café
El mercado mundial del café enfrenta una dinámica cada vez más tensa: se incrementa la demanda y se reduce la oferta, ya que cada vez se cosecha menos café debido a condiciones climáticas adversas en las regiones productoras. Aunque el alza de precios puede parecer una buena noticia para los productores, las razones detrás de este fenómeno suelen ser perjudiciales para la cadena de valor en general y pueden tener consecuencias desastrosas para las organizaciones de pequeños productores (OPP). Este artículo analiza cómo esta situación impacta a los actores del café dentro de las redes de comercio justo y qué desafíos enfrentan.
La fluctuación en el precio del café
Desde el siglo XIX, el café se comercializa en las bolsas de valores de Nueva York y Londres. Allí, los precios se determinan dentro de los mercados de futuros y se establecen basándose en la oferta, la demanda y las reservas mundiales, dando lugar al llamado “Precio C” en la bolsa de Nueva York para la variedad arábica. Este sistema se diseñó para proporcionar estabilidad a los compradores internacionales, pero no refleja las realidades económicas, sociales y productivas de los pequeños caficultores.
Las variaciones en los precios del café normalmente están relacionadas principalmente con el impacto en la productividad que tienen los fenómenos climáticos, pero en la actualidad factores como la especulación financiera tienen un impacto significativo. Los especuladores, al tener una posición dominante en el mercado, influyen directamente en las fluctuaciones del Precio C. La comercialización del café a través de la bolsa da certezas a los compradores finales y hace posible la generación de ganancias entre los especuladores. No obstante, la característica principal del Precio C ha sido que éste, durante la mayor parte de su historia, se ha situado considerablemente por debajo de los costos de producción, lo que limita drásticamente los ingresos de los productores.
En 2019, el precio del café alcanzó un mínimo histórico, lo que llevó a los pequeños productores a exigir una remuneración justa que reconociera su esfuerzo (Véase declaración: ¿Quién paga el precio?). También, desde SPP Global, hemos trabajado para definir precios mínimos sustentables que reflejen los costos de producción y garanticen ingresos dignos (Véase: SPP Global actualiza su precio mínimo sustentable para el café). Este modelo ha sido crucial para proteger a los productores en tiempos de precios bajos.
Entre 2022 y 2025, hemos observado un fenómeno diferente: los precios del café han aumentado drásticamente debido a la reducción de la oferta de café en el mundo, mientras la demanda ha ido en aumento, particularmente en países donde el consumo masivo de café es relativamente nuevo, como China. La razón por la cual hay menos café es por los eventos climáticos extremos que han ocurrido en Brasil y Vietnam, que han arruinado un importante porcentaje de las cosechas de los principales países productores. Aunque el aumento en los precios del café podría parecer una oportunidad, también presenta desafíos importantes para las OPP.
Cómo operan las OPP y cooperativas en el comercio justo
Las OPP están diseñadas para fortalecer a los pequeños caficultores a través de la integración vertical. Aunque el cultivo del café es una actividad familiar dentro de las parcelas, las cooperativas colectivizan procesos clave como la compra de insumos, el procesamiento del grano y su comercialización.
Esta estructura ofrece múltiples beneficios, entre otros, algunos de ellos son:
- Acceso a financiamiento: Las cooperativas suelen otorgar créditos o anticipos a los productores para que puedan cubrir necesidades inmediatas.
- Venta directa: Las OPP construyen relaciones directas y de largo plazo con compradores finales, eliminando la dependencia de intermediarios, respaldados por certificaciones ecológicas, de comercio justo y de pequeños productores, que serían imposibles de obtener de manera individual.
- Mejoras en infraestructura y en las comunidades: A través del éxito de los esfuerzos de promoción comercial de las organizaciones y los premios económicos que reconocen la producción orgánica y el comercio justo, las cooperativas pueden invertir en herramientas, tecnología y asistencia técnica para optimizar la producción, así como en proyectos sociales-comunitarios.
Al reducir la dependencia hacia los intermediarios –conocidos como “coyotes”–, estas organizaciones han mejorado significativamente las condiciones de vida de las familias productoras. Sin embargo, en contextos de precios altos, enfrentan desafíos únicos.
Problemas cuando los precios del café suben
En tiempos de precios bajos en la bolsa, las organizaciones han logrado mantener estables los ingresos de los productores gracias a los precios mínimos y condiciones justas establecidas. Pero cuando el precio internacional de los granos se eleva debido a la escasez del café, inicia en los territorios productivos algo que podríamos describir como una “guerra” por los granos.
Los intermediarios llegan directamente con los productores –a espaldas de las organizaciones– y buscan comprar directamente el producto, ahora a precios elevados, incluso por encima de los precios del mercado. Además, como los intermediarios cuentan con el respaldo de grandes empresas transnacionales, disponen de mucho más dinero en efectivo que las organizaciones y tienen la posibilidad de pagar la suma total al momento en el que compran el café de los productores directamente en sus parcelas. De esta forma, si bien los productores se ahorran el traslado de su producción al centro de acopio, se pierde ahí el control de calidad y la trazabilidad del producto, a diferencia de como sucede en las organizaciones.
Si bien el precio que ofrecen las organizaciones de pequeños productores puede estar por encima del precio que ofrecen los coyotes, la diferencia consiste en que las organizaciones pagan generalmente un anticipo y pagan un remanente al final de la cosecha, con base en los resultados finales de las ventas. Los productores que tienen necesidad apremiante de recibir efectivo de inmediato –por causa de enfermedades u otras condiciones urgentes– pueden verse en la obligación de aceptar el precio del coyote, aunque éste resulte ser más bajo que el precio final que otorga la organización, considerando el anticipo y el remanente.
Aquí es importante hacer notar que el día a día de las familias productoras –a pesar de los avances que hemos alcanzado gracias a la producción orgánica y por pertenecer a redes de comercio justo– sigue siendo económicamente difícil, razón por la cual se vuelven tentadoras las ofertas que realizan los coyotes en tiempos de precios altos.
Cuando algunos de los productores deciden vender su café con los coyotes en lugar de entregarlo en el acopio de sus cooperativas se desatan retos particulares para las organizaciones. La competencia desleal de los intermediarios obliga a las organizaciones a incrementar su financiamiento con créditos comerciales, los cuales implican dificultades en la gestión, altos costos y riesgos considerables. En este contexto, a veces es necesario que los clientes aumenten los precios pactados, acoplándose a las realidades del mercado, para que así las cooperativas ajusten sus precios del acopio con los socios y puedan garantizar los volúmenes de café que habían comprometido para la venta.
Aunque no creemos que el precio de bolsa sea una representación de la realidad de los pequeños productores, tampoco podemos ser ajenos a éste; debemos entender que su fluctuación tiene repercusiones reales sobre la producción y el movimiento comercial del café en los territorios cafetaleros.
Por otro lado, es fundamental reconocer que los mismos factores climatológicos que causan el aumento en los precios también reducen la capacidad productiva de los pequeños caficultores. En nuestras regiones se está observando inestabilidad en las temporadas de lluvia-sequía, mayor vulnerabilidad ante plagas y disminución de los rendimientos. También somos susceptibles a múltiples factores que elevan los costos de producción, por ejemplo, el encarecimiento de insumos productivos o la inseguridad, que dificulta el acceso de las personas que nos apoyan en los trabajos requeridos en el cafetal o que incrementan exponencialmente nuestros gastos en transporte.
Adicionalmente es importante darnos cuenta del fuerte impacto que tienen los largos periodos de precios bajos sobre la capacidad de los productores de financiar una producción plenamente sustentable, resiliente y resistente a los impredecibles y extremos cambios climatológicos y sus secuelas.
En resumen, la elevación de los precios no resulta necesariamente en mejores ingresos netos (descontando costos) para las familias de pequeños productores, o al menos, no en la misma proporción. Esto debido a que suele ser más baja la productividad y se reducen las capacidades para cosechar el producto por el incremento de los costos de producción y la falta de mano de obra necesaria.
La historia nos enseña que después de una época de precios altos suele haber una nueva baja en los precios. Esto significa que los intermediarios vuelven a dejar a los productores a su suerte y estos productores únicamente pueden lograr precios aceptables a través de sus organizaciones si participan en esquemas de comercio justo. De ahí la importancia de que en épocas de precios altos se siga apoyando el trabajo de las cooperativas y no se promueva la individualización del mercado.
Finalmente…
El aumento en los precios del café pone en evidencia la necesidad urgente de promover y defender los esquemas de comercio justo de los propios pequeños productores. Sólo garantizando precios justos y relaciones comerciales éticas que consideren como actores centrales a las familias productoras será posible impulsar una producción sostenible y de alta calidad que beneficie a las personas y al planeta en el mediano y largo plazo, independientemente de los vaivenes del mercado. Sólo a través de estos esquemas será posible construir una industria verdaderamente sostenible. Garantizar que los pequeños productores puedan vivir dignamente del café, independientemente de las fluctuaciones del mercado y los crecientes costos, es esencial para que continúen cultivando este valioso grano. Si se perpetúan los esquemas hegemónicos actuales, cada vez más productores se verán obligados a abandonar el campo, lo que reducirá el volumen, la oferta y la calidad del café disponible.
A los compradores finales y distribuidores de nuestros cafés queremos pedirles que se acerquen a nosotros para entender las dinámicas que hemos descrito en este artículo y apoyar renegociaciones justas en contextos de precios fluctuantes.
A las y los consumidores finales: Cada taza de café es una oportunidad para elegir un producto que respalde a los pequeños productores. Opten por marcas comprometidas y conozcan las historias detrás de cada grano que disfrutan. Elijan las marcas que paguen precios realmente justos y sustentables siempre, no sólo en épocas de escasez de café.